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Huétor Tájar es un municipio de poco más de 10 000 habitantes y unos 40 km² de superficie, emplazado en una fértil vega a unos 500 m s. n. m. de altitud, en el extremo occidental de la Depresión de Granada. La llanura aluvial donde se asienta, la Vega de Huétor Tájar, está separada de la Vega de Granada por un leve umbral, siendo atravesadas ambas vegas por el río Genil, principal afluente del Guadalquivir.
La Vega de Huétor Tájar presenta una serie de características agronómicas que la hacen muy fértil para la agricultura, tanto por sus características edáficas (suelos muy ligeros y poco ácidos) y climatológicas, como por las posibilidades de irrigación que ofrece.
El sector agrario en Huétor Tájar representa el 60,3% de la población ocupada y es la base económica del municipio. Los cultivos predominantes son las hortalizas, que representan el 57% de la superficie cultivada en regadío. Dentro de éstas, el espárrago ocupa casi su totalidad. Esta producción, desde el inicio de la década de los 80, no ha dejado de crecer, llegando a unas 8.000 toneladas.
Se trata de una agricultura de pequeñas explotaciones (el 75% inferiores a 5 ha y, dentro de éstas, predominan las menores a 1 ha), en su mayoría regentadas por sus propietarios (78%). Otro dato esencial para entender el modelo local de desarrollo existente es el fuerte cooperativismo, que afecta al 95% de los agricultores.
El desarrollo del cultivo del espárrago se inicia a mediados de los años 70. De ser un cultivo puntual, practicado por algunas familias, pasó rápidamente a convertirse en un cultivo de gran implantación en la zona. A principios de la década pasada se produce un auténtico boom, pasando de 76 ha en 1980 a 580 ha en 1990, si bien a partir de esta fecha se constataron los primeros síntomas de crisis en el sector, motivadas por varias circunstancias, entre las que cabe mencionar:
Las explotaciones que cultivan el espárrago suelen ser de dimensiones muy reducidas, la mayoría de menos de 1 ha. Se trata de pequeñas explotaciones familiares, idóneas para este tipo de cultivo, puesto que su espaciada recolección durante tres meses (desde mediados de marzo a mediados de junio) requiere gran cantidad de mano de otra, siendo poco rentable la contratación de asalariados. Por tanto, este cultivo de espárrago se adecua muy bien al marco familiar, amortiguándose de esta forma las posibles pérdidas de renta cuando los precios son bajos, aparte de que generalmente suelen tener otros cultivos como la patata, ajos o cebollas, que también les pueden compensar de los altibajos en los precios. Las rentas dejadas por una hectárea de espárragos, con unos rendimientos altos (6000 kg/ha), darían unos beneficios de 7200 euros/ha, si bien la media suele estar en torno a los 3.600 euros/ha, reduciéndose ostensiblemente esta cantidad para los casos en que los rendimientos sean bajos (4000 kg/ha) y los precios malos (0,60 euros/kg), que obligaría prácticamente a arrancar la planta.